INTRODUCCIÓN
La mirada desde un pensamiento sistémico ofrece la idea de observar los atributos de un sistema completo y de todos sus objetos o partes, lo cual implica comprender, gestionar y/o anticipar comportamientos complejos. Pensar en una huerta es contemplar la idea de que puede llover, caer granizo, exposición a la luz solar, mucho calor, los cambios bruscos de temperatura entre la noche y el día, el nacimiento de plantas que compitan por los recursos, la incursión de insectos que se coman la siembra, etc. Y la huerta no sólo es compleja en sus procesos y partes, sino que a su vez es dinámica. La función que determine su comportamiento será variable. ¿Cuál es la función de una huerta desde una mirada ecosistémica? ¿Sostener la vida? ¿generar un equilibrio dinámico? ¿estimular el ciclado de materia y los flujos de energía? ¿producir alimento? Esto se dará en base a las características de sus componentes.
Es importante hacer la salvedad de que no todo conjunto de elementos es un sistema, ya que será el observador, aquel que define los límites del área de estudio y/o análisis, es el que delimita el sistema por capacidad y estudio. Es decir, desde la geografía, tenemos que definir cuál va ser ese espacio (geográfico) que vamos a estudiar, como una huerta.
Un ecosistema, presentará relaciones tróficas entre sus componentes, lo cual establece que esas relaciones sean funcionales generando propiedades emergentes tales como: ciclo de nutrientes, ciclo hidrológico, conservación de los suelos y autorregulación, entre otros ciclos biogeoquímicos. Una huerta posee estas propiedades: se ciclan nutrientes cuando combinamos una fracción mineral de la tierra con elementos orgánicos como residuos o compost o bien con microorganismos. Se aprovecha el ciclo hidrológico, cuando es evidente que una huerta necesita regarse, pero además, depende de la capacidad de retención del agua de lluvia como un elemento vital. Se conserva el suelo entendiendolo como un elememento vivo parte de la biosfera pero comprende la interacción de fracciones minerales, microorganismos, la intervención antrópica sin aplicaciones de fertilizantes químicos o plaguidicas, fungicidas o herbicidas artificiales que atentan contra el desarrollo de la vida. La autorregulación implicará la cohesión de las partes del sistema ecológico en una interrelación continua que ofrezca un flujo de energía constante.
TERMODINÁMICA
Tenemos en claro que en una huerta, ineludiblemente, existe un intercambio de energía entre sus componentes y de éstos con el exterior, ya sea manera natural o por invervención antrópica. En éste sentido, de acuerdo a la 1° Ley de la Termodinámica, la misma expresa sobre la conservación de la energía, que ésta no sea crea ni se pierde, se transforma pero pierde su calidad. En lo que respecta a la 2° Ley de la Termodinámica, la misma expresa que la energía se degrada en su potencial de realizar trabajo, siempre hay una pérdida de energía, porque si bien se transforma, es en ese instante de proceso que puede cambiar el flujo de la misma, no será igual porque los componentes no son los mismos, porque hay cambios y porque lo único constante en un ecosistema son los cambios en busca de un equilibrio dinámico. Esto redefine las redes tróficas, las redes de relación de los componentes.
Aquí surge un aspecto importante: la entropía. Este concepto hace referencia a una medida de nivel de desorden, más en específico al control de desorden. En cada intercambio de energía, la misma se degrada por eso un ecosistema puede colapsar. ¿Puede colapsar una huerta? Eventualmente, si los intercambios de energía no son sostenidos, teniendo en cuenta la complejidad de sus componentes, la huerta "trabajará" pero perderá calidad y se degradará a medida que la energía se intercambie en los distintos flujos. Por otro lado, lo contrario a la entropía, es la neguentropía, la cual se define como el orden o energía que los sistemas vivos (ecosistemas) toman del entorno (ambiente) para suplir la reducción natural, lo cual necesariamente es para mantener el orden del funcionamiento del ecosistema.
Una huerta puede cubrir las necesidades nutricionales y proteicas de ese ecosistema definido por el observador. Eventualmente existe un intermcabio de nutrientes entre los componentes de la huerta, que dará como resultado la transformación del nutrientes en energía, por el ciclado de la materia.
Estos intercambios, se darán en tres dimensiones: un espacio considerado, definidos por los limites conceptuales; las relaciones de los componentes mediante las vías de flujo y el intermcambio temporal.
MATERIA
Los seres humanos clasificamos lo que nos rodea, le damos niveles de organización a la materia, según su tamaño y su función, de acuerdo a los patrones que observamos en la natualeza. En este sentido, la geografía como la ecología, estudian lo mismo: los organismos, las poblaciones, las comunidades, los ecositemas, la ecosfera, el planeta. Los patrones de comportamiento que observemos en la naturaleza, definirán la estructura jerárquica de la materia dentro de la huerta, lo que ocasionará distintas propiedades emergentes de acuerdo a los límites conceptuales. Es decir, puedo considerar a la huerta solamente como el espacio físico donde se trabajó la tierra para convertirala en suelo, puedo incluir los disturbios que la afectarán como la lluvia, heladas, cambios de temperatura, precipitaciones en forma de granizo, etc. Además, puedo o no, tener en cuenta los organismos que ayudarán al equilibrio dinámico como los polinizadores, tales como abejas, mariposas o hasta aves.
Es importante destacar que un disturbio no es lo mismo que un impacto, el disturbio es un evento natural, mientras que el impacto siempre está relacionado con la intervención antrópica.
Este aspecto, de evento natural, dentro de una población de zapallos en una huerta por ejemplo, no necesariamente afecta a todo el ecosistema huerta. En la misma podemos tener, maíz, zapallitos verdes, calabazas, perejil, frutilla, ajíes, etc. Pero si cae una helada repentina, que afecta la zona donde tenemos la huerta, puede ser contraproducente para la población de zapallos, exponiendo una debilidad temporal, porque tal vez tenga una acumulación de entropía y su intermcaio de energía no es a nivel fotosintético suficiente. Hay una restricción jerárquica, porque el disturbio va generar un cambio que se entenderá como retroalimentación positiva, ya que el intercambio con el exterior, ha producido un cambio sustancial en la huerta, dando ventajas al resto del ecosistema, es decir a las demas poblaciones.
Esto nos presenta que los niveles de organización de la materia inferiores presentan mayor cantidad de variaciones, la dinámica es más rápida. En tanto los niveles superiores presentan mayor estabilidad, hay negentropía, un control sobre el desorden, obteniendo energía del entorno. Así, la escala temporal, también es importante, porque si se reduce una población de zapallos (de seres vivos), en la huerta, por un disturbio (natural) se puede permitir el ingreso de otras poblaciones con mayores aptitudes ecológicas. Esto debido a que si la población de zapallos no puede soportar los cambios bruscos de temperatura con tendencia al frío, podemos reciclar la materia de esa población para transformarla en nutrientes que darán energía al resto del sistema ecológico, dejando mayor flujo de materia y energía para que una población de cebollas resurja en lugar de los zapallos.
PROCESOS DINÁMICOS
Por eso hablamos de procesos dinámicos, porque siempre hay cambio, es decir los ciclos se reestructuran, porque si el espacio geográfico es dinámico, la vida también. Veamos una escala global: la estabilización de la vida se condice con la estabilización del planeta, de ser más caliente pasó por múltiples procesos para generar condiciones más amigables. Lo mismo pasa en una huerta, pasa de condiciones agrestes a formar un satatus apto para el desarrollo de diversas poblaciones con fines específicos y la intervención humana. La huerta tiene un principio, antes de ser huerta, tiene caos, pero al ser agroecológica, puede generar la autorregulación, como propiedad emergente, logrando establecer constantes interacciones entre los procesos físicos, químicos y biológicos.
La huerta como ecosistema no siempre será apreciable en la naturaleza, la realidad es clara pero no evidente, ya que el conjunto de escalas para analizar debe ser observable y comprensible.
CARACTERÍSTICAS ESTRUCTURALES
La diferencia entre los ecosistemas, se presenta de manera que podemos distinguir la composición y el ambiente físico donde se inserta (espacio geográfico) así como de igual forma, se trata del empobrecimiento gradual (competencia de recursos, materia, nutrientes y energía) de un ecosistema a otro. Siempre depende de los límites conceptuales del observador, ya que el ecosistema huerta es una construcción en base a nuestra necesidad de observación.
El funcionamiento de la huerta como ecosistema, según las características estructurales, nos pondrán en evidencia la organización espacial, según el tipo, diversidad y distribución de los componentes bióticos y abióticos, es decir la distribución de una fracción mineral de roca madre integrada con materia orgánica muerta (que se presenta en los ecosistemas como sustento de los organismos), biomasa (toda la materia viva) y componentes de microorganismos que interactúen para formar suelo y poder conservarlo. Así como también la sustentabilidad del sistema estará definida por la complejidad y diversidad de animales y plantas que intervienen, es importante, tener en cuenta el componente temporal, ya que una huerta funciona según ciclos de estación para algunas plantas. Y finalmente los límites espaciales, definidos según el punto de vista de análisis.
Cuando relacionamos estructura y funcionamiento de la huerta como ecosistema desde la mirada de la geografía, esto implica, la manera en la que será nuestra intromisión, sobre el uso de recursos naturales, es decir el uso humano de los recursos, conociendo las características estructurales de los sistemas ecológicos se percibe mejor el funcionamiento de la huerta.
CARACTERÍSTICAS FUNCIONALES
Las características funcionales y estructurales son las que permiten al ecosistema cumplir su propósito. ¿Cuál es el propósito de una huerta escolar agroecológica? De acuerdo a los componentes estructurales de los ecosistemas, una huerta será un sistema abierto, promoviendo el flujo energético, ciclando la materia y desarrollando un equilibrio dinámico a tráves del tiempo.
Estados de sucesión ecológica en la huerta
Implica una complejidad en el aumento y un mayor aprovechamiento de los recursos. Eventualmente un equilibrio entre entradas y salidas (de enerrgía y materia), llegando a un estado de clímax, con una retroalimentación posititiva (acentuando el cambio). No quiere decir que no existe la retroalimentación negativa (rechazando el cambio), lo habrá para cuestiones de mantenimiento del sistema. La comunidad que forma la huerta, se adapta a las condiciones abióticas, para perpetuarse. Pero para hacerlo ya no puede solo utilizar procesos de retroalimentación positiva, necesita procesos que controlen los cambios de las distintas perturbaciones, no olvidemos que los ecosistemas son dinámicos, la vida es dinámica, mediante la retroalimentación negativa, alcanzando un estado homeostático (estado de equilibrio interno). En otro aspecto, se sugiere un proceso de hosmeorresis (tendencia a la estabilidad), ya que lo que ocurre no es un estado permanente, sino lo que ocurre es un patrón de comportamiento o trayectoria.
- Sucesión primaria
- Estado Pionero
No hay que olvidar que el numero de organismos es una caraccterísticas funcional, pero la composición de esos organismos es una característica estructural, basandonos en la segunda ley de la termodinámica.
- Crecimiento
- Equilibrio Dinámico
- Homeostasis
- Estado seral
Si la huerta no es resistente o estable un evento como este puede generar la disolución del esistema ecológico. De igual manera, la disolución del ecosistema puede ocurrir en cualquier etapa. Es importante destacar que numerosos eventos y actividades pueden generar la disolución del equilibrio pre existente, planteando un nuevo proceso de reorganización y eventualmente de crecimiento y equilibrio, pero no se repite el resultado del ciclo anterior.
- Clímax
- Reorganización
- Sucesión secundaria
Este estado va tener ocurrencia cuando, luego del cambio en el estado de equilibrio, inmediatamante después de la reorganización del sistema, pero sin afectar el banco de semillas del suelo. Los procesos naturales en ambientes urbanos, implican del esfuerzo humano para que se desarrollen, la naturaleza ocupa rapidamente los espacios. En este sentido, si los zapallitos verdes dejan su espacio, antes que la naturaleza ocupe ese lugar podemos reemplazar con nuevas plantas que se preparen para la estación del frío, como pueden ser cebollas, porotos, arvejas.
CARACTERÍTICAS GENERALES
ESTABILIDAD/RESISTENCIA
Puede ser pensado como un atributo de complejidad, estabilidad y resiliencia. En general a mayor diversidad, mayor complejidad y mayor estabilidad.
FACTORES AMBIENTALES
En la naturaleza el potencial biotico se encuentra limitado por disponibilidad irrestricta o por poco tiempo. La disponilidad o el exceso limita la tasa u ocurrencia de un procesos ambientales, ya sea el espacio, la luz, la energía, el agua o la interacción entre comunidades, tiene una incidencia sobre la capacidad de carga del sistema. Hay que recordar que la capacidad de carga es el máximo número de organismos de una especie que un determinado sistema puede sostener en el largo plazo (no de todas las especies). La capacidad de carga es especiedependiente es un sostén a largo plazo. Además, es muy dinámico, implica el máximo nivel de uso que el sistema puede sorportar en el largo plazo sin modificar su estado de equilibrio. Debemos pensar que los seres humanos, tienen requerimientos distintos, entonces ¿puede una huerta lograr eso? El espacio, el alimento, las calorías van a variar de acuerdo a las necesidades y a la cultura de las personas. Podemos hacer perder la calidad ambiental de la huerta si degredamos su potencial de hacer trabajo hasta sobrexplotarlo.
LA MATERIA ORGÁNICA DEL SUELO
La materia orgánica es un material químico-biológico formado por residuos de plantas y materiales animales en proceso de descomposición, y las sustancias bioquímicas que de ellos se derivan: carbohidratos, lignina, proteínas, reguladores de crecimiento y sustancias húmicas y fúlvicas entre otras. Los microorganismos descomponen la materia orgánica en dióxido de carbono y los residuos más resistentes en humus. Durante el proceso de descomposición los microbios pueden atrapar nitrógeno del suelo. La materia orgánica y el humus almacenan muchos nutrientes del suelo. También mejoran su estructura, sueltan suelos de arcilla, ayudan a prevenir la erosión y mejoran la capacidad de retención de nutrientes y agua de suelos arenosos o toscos.
La cantidad de materia orgánica del suelo depende de la vegetación, el clima, la textura del suelo, el drenaje del mismo y de su laboreo. Los suelos minerales con mayor contenido de materia orgánica son normalmente los suelos de praderas vírgenes. Los suelos de bosques y aquellos de climas cálidos tienen una menor cantidad de materia orgánica. Los suelos agrícolas, sujetos a la dinámica de la explotación intensiva de los cultivos, suelen tener menor cantidad de materia orgánica en comparación con los suelos vírgenes de la misma región. Un buen manejo del suelo consiste en reponer y/o incrementar su contenido de materia orgánica para alcanzar niveles de fertilidad y fitosanidad adecuados para obtener buenos resultados de la actividad agrícola.
La mayor parte de la materia orgánica de los suelos se acumula en las capas más superficiales del mismo, donde existe gran cantidad de macro y microrganismos capaces de degradar estos materiales, además de la humedad y el oxígeno necesarios para la vida microbiana que se encarga de descomponer la materia orgánica.
La fertilidad del suelo, que depende en gran medida de la cantidad de nitrógeno inorgánico, de fósforo y de potasio del suelo, describe la capacidad del mismo para permitir el crecimiento de las plantas. Las sustancias solubles (azúcares, aminoazúcares, fenoles, aminoácidos, etc.) liberadas durante la descomposición pueden ser lixiviadas rápidamente de los residuos, ser utilizadas como nutrientes por los organismos heterótrofos del suelo o pasar a formar parte de la estructura de sustancias húmicas en formación.
DESCOMPOSICIÓN Y BIODEGRADACIÓN
La materia de la naturaleza se transforma mediante conversiones biológicas. Aunque todos los seres vivos contribuyen a la vida, los microorganismos desempeñan un papel destacado en los cambios geoquímicos y la fertilidad del suelo; sin embargo la degradación de la materia orgánica comienza con macro y mesoorganismos. Entre los organismos macroscópicos que inician la degradación de la materia orgánica están los insectos como termitas, tijeretas, escarabajos, hormigas, psocópteros, y tisanuros, además de las lombrices de tierra, milípedos, crustáceos y moluscos; estos organismos actúan como detritívoros, convirtiendo los materiales orgánicos originales en pequeños fragmentos de materia a medio degradar.
A partir de ahí los hongos y las bacterias entran en acción para continuar el trabajo de degradación bioquímica del material orgánicos; algunos organismos como los colémbolos, embiópteros, escarabajos, ácaros y protozoarios se alimentan de los hongos y las bacterias presentes en la materia orgánica y complementan la degradación del material orgánico.
Los microorganismos transforman una cantidad enorme de materia orgánica y solamente ellos pueden realizar ciertas transformaciones esenciales. Estos cambios se realizan en diversos ecosistemas de la biosfera. Muchas transformaciones tienen lugar en el suelo, otras en ambientes acuáticos o en la atmósfera.
Hay bacterias que degradan los restos vegetales y animales, polímeros complejos e hidrocarburos y mantienen el suelo suelto y desmenuzado. La disponibilidad de nutrientes y de oxígeno determina el número y los tipos de bacterias Actinomycetes de un suelo.
Otro grupo de organismos aerobios, los hongos, degradan la materia orgánica del suelo (de los compuestos simples a los polímeros complejos). Algunos hongos son depredadores de protozoos o nematodos, limitando su población en el suelo. Otros son micoparásitos, atacan a otras especies de hongos.
Las algas se encuentran en pequeña cantidad, no contribuyen de manera significativa a la fertilidad del suelo, excepto en los arrozales, donde las cianobacterias fijan grandes cantidades de nitrógeno. Los protozoos, aunque poco importantes en cuanto a número e impacto en las transformaciones bioquímicas, desempeñan un papel importante como consumidores de bacterias, regulando el tamaño y la composición de su población.Los suelos presentan muchos tipos de micro hábitats y en una localización particular pueden darse diversas situaciones microambientales que podrían favorecer diferentes poblaciones de microbios. Las bacterias del suelo pueden ser aerobias estrictas, anaerobias facultativas, microaerófilas o anaerobias estrictas. Determinados suelos pueden favorecer poblaciones bacterianas con un metabolismo particular. Entre los géneros más frecuentes de bacterias del suelo se encuentran Acinobacter, Agrobacterium, Alcaligenes, Arthrobacter, Bacillus, Brevibacterium, Caulobacter, Cellulomonas, Clostridium, Corynebacterium, Flavobacterium, Micrococcus, Mycobacterium, Pseudomonas, Staphylococcus, Streptococcus y Xanthomonas.
IMPORTANCIA DE LA MATERIA ORGÁNICA
El primer aspecto importante de la materia orgánica es que mejora las características físicas, químicas y biológicas del suelo. Mantiene los suelos mullidos y permite el crecimiento adecuado de las raíces de las plantas. Mejora también la capacidad del suelo para adsorber y tener disponibles los minerales esenciales de los cultivos, pues incrementa su capacidad de intercambio catiónico (CIC).
La materia orgánica del suelo es una fuente de nutrientes esenciales para las plantas, sobre todo una vez que la actividad microbiana rescata estos nutrientes de los restos vegetales y animales y los reduce a formas inorgánicas fácilmente asimilables por las raíces de los vegetales. Contiene cerca del 5% de N total, pero también contiene otros elementos esenciales para las plantas, tales como fósforo, magnesio, calcio, azufre y micronutrientes.
Durante la evolución de la materia orgánica en el suelo se distinguen dos fases: la humidificación y la mineralización. La humidificación es una fase bastante rápida, durante la cual los microorganismos del suelo actúan sobre la materia orgánica desde el momento en que se la entierra. Primero se forma el humus joven, de evolución rápida, que a su vez da paso al humus estable. Ambos productos forman la llamada materia orgánica total del suelo. Al humus joven también se le llama “lábil” o “libre”, porque todavía no está fijado o ligado a las partículas del suelo, sino simplemente mezclado con ellas, tiene una relación C/N superior a 15, es sede de una intensa actividad microbiana y se le puede considerar como un elemento fundamental de la fertilidad del suelo. En promedio se estima que es el 20-25% del humus total y tiene una acción inmediata más importante, desde el punto de vista de la mejora de la estructura y de la actividad microbiana del suelo.
El humus estable o “estabilizado” es la materia orgánica ligada al suelo, es decir, sólidamente fijada a los agregados de color oscuro. Su composición es muy compleja (humina, ácidos húmicos y fúlvicos) y tiene una relación C/N constante entre 9 y 10, y representa en promedio el 75-80% del humus total. La fase de mineralización es muy lenta, y en ella el humus estable recibe la acción de otros microorganismos que lo destruyen progresivamente (1 al 2% al año), liberando así los minerales que luego absorberán las plantas. Esta fase presenta dos etapas: la amonificación (paso del N orgánico a amonio) y la nitrificación (paso del amonio a nitrato).
Otro aspecto importante de la materia orgánica es su capacidad para soportar la vida microbiológica en el suelo, la cual trae múltiples beneficios para las plantas que crecen o se cultivan sobre el mismo. La mayoría de estos microorganismos se alimentan de la materia orgánica y liberan los nutrientes esenciales para las plantas que estaban atrapadas en las moléculas orgánicas de los restos vegetales y animales. Estos microbios representan una fuente modesta pero continua de minerales esenciales para los cultivos, que les ayuda a obtener rendimientos considerables en comparación con los suelos pobres en materia orgánica.
Algunos de los microbios presentes en la materia orgánica son organismos fijadores de nitrógeno, como sucede con la bacteria simbiótica Rhizobium y otros géneros relacionados, así como bacterias no simbióticas como Azotobacter y Azospirillum. Existen también algunos hongos micorrícicos que establecen relaciones simbióticas con las raíces de las plantas ayudando en la absorción del P entre otras cosas. Algunas bacterias como Bacillus y Pseudomonas, entre otras, producen sustancias que actúan como reguladores de crecimiento y estimulan la formación de sistemas radicales más desarrollados y plantas más vigorosas.
Aunque la materia orgánica también promueve la presencia de microorganismos patógenos de las plantas cultivadas, al mismo tiempo proliferan agentes de control biológico que regulan las poblaciones de los fitopatógenos. Hongos como Pythium, Phytophthora, Fusarium, Rhizoctonia, Macrophomina y otros más afectan las raíces de las plantas y reducen los rendimientos de los cultivos; pero al mismo tiempo prosperan otros como Trichoderma, Arthrobotrys, Dactillaria, etc., que neutralizan a los hongos y nematodos fitopatógenos.
La materia orgánica es un componente importante de los suelos agrícolas. Proporciona nutrientes esenciales para las plantas y un equilibrio de los organismos patógenos de los cultivos. Todo agrónomo debe procurar que los suelos de sus lotes contengan al menos entre 2 y 4% de materia orgánica para mantenerlos saludables.
En solo un gramo de suelo, se calcula que hay más de 10.000 millones de microorganismos, entre descomponedores, fijadores, mineralizadores, recicladores, etc.
En definitiva bajo la tierra, en el suelo, hay una orquesta silenciosa de microorganismos. Bacterias, hongos, actinomicetos, meso y macrofauna que trabajan al unísono en la fragmentación de la materia orgánica, la lixiviación y la mineralización de los detritos orgánicos,por lo tanto promover la presencia de microorganismos en la huerta será fundamental para preservar la fertilidad del suelo y cuidar nuestro planeta.
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Para citar este artículo:
Gobelet, J. M. (s/f). LA HUERTA COMO ECOSISTEMA. Jonatan Miguel Montes Gobelet. Publicado el 21 de febrero de 2023, de https://jonatanmontesgobelet.blogspot.com/2023/02/la-huerta-como-ecosistema.html
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