Los mapas no son lo que parecen. El eterno dilema de llevar una esfera en tres dimensiones a un plano en dos dimensiones hace que dependiendo de la proyección que elijamos para representar esa esfera, el resultado pueda ser muy diferente. Pero determinar la forma y topografía exacta de la superficie terrestre sigue siendo un reto, por lo que se suelen utilizar modelos matemáticos aproximados.
Los modelos para representar la Tierra varían en complejidad y exactitud con la que representan la forma y tamaño de la Tierra. Incluso un modelo plano, muy alejado de la forma real, puede ser útil para trabajos y referencias locales.
En tanto, nuestro planeta tiene una forma muy particular: es un geoide esferato oblato. Los geoides son modelos matemáticos que utilizan mediciones del campo gravitatorio para representar la forma de la Tierra. Aunque en la topografía hay picos de casi 9 km (Monte Everest) y depresiones de más de 11 km (Fosa de las Marianas), los diferentes modelos geodésicos varían bastante.
De forma teórica, un geoide coincide con la forma que tendría la Tierra si los océanos la cubriesen completamente extendiéndose sobre los continentes y si solo se viesen afectados por la fuerza atractiva de la gravedad y la fuerza centrífuga de la rotación, sin el efecto de las mareas, vientos y otros fenómenos meteorológicos.
Por otro lado cuando hablamos de esferato o esferoide, se define a través de un modelo matemático que representa un planeta con una superficie terrestre regular, por lo que se considera una representación matemática ideal.
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