martes, 6 de febrero de 2024




Desde la geografía renovada se promueve que el objeto de estudio de la disciplina es la relación entre la sociedad y la naturaleza, es decir, de qué manera los individuos en un espacio dado, toman contacto con su medio y sobre él, generando ideas, juicios de valor, de rechazo o aceptación (Haro, 1983). Es importante tener en cuenta, que si bien, el espacio existe por sí mismo, el espacio geográfico es el resultado de interacciones e interrelaciones entre las personas, el medio natural, el desarrollo social, las cuestiones económicas, las decisiones políticas, es decir a mayor diversidad de procesos involucrados, mayor complejidad (Santos, 1996). Bajo estos conceptos, es interesante la forma en que percibimos el espacio como sujetos sociales, cómo estamos marcados por ideas, tendencias, modas, o mejor dicho cómo seguimos patrones de (neo) colonioalismo, en la actualidad, en contraste con ideas nacionalistas. En éste sentido hay tres autoras muy precisas a la hora de explicar estas situaciones, contextualizando de manera óptima los procesos de construcción del espacio geográfico en relación a esos contextos actuales que nos sostienen como individuos.

Por un lado, Chandra Talpade Mohanty con su crítica social desde la postura del feminismo descolonizado y democrático, aportando la riqueza de aceptar y comprender las particularidades de los individuos; por el otro lado y de manera paralela, la postura de Chimamanda Ngozi Adichie que desde el arte de su novelismo explica la importancia de rescatar la pluralidad de miradas para no caer en una grave incomprensión de la realidad. Así mismo se puede afirmar que ambas, hacen una crítica a la mirada occidental del mundo, despertando el interés en el choque cultural que eso implica. Finalmente, Cielo Zaidenwerg, que examina la importancia crucial de las escuelas en el proceso de argentinización y formación nacional, ya que sostiene la idea de que las escuelas desempeñaron un papel fundamental en la construcción de la identidad nacional argentina. La educación formal e informal, a través de la fundación de escuelas, contribuyó activamente a la consolidación de la nación y la promoción de una visión compartida de la "civilización". En los tres casos se da importancia a la construcción del discurso, desde enfoques de dominación, ya sea por el imperialismo, el colonialismo o el nacionalismo.

Así mismo hay un aspecto crucial que no se puede pasar por alto, cuando hablemos de choque cultural, estamos haciendo referencia a toda la carga de pre conceptos que traemos desde nuestra experiencia, formación, vida cotidiana y discursos sobre cómo entendemos lo que sucede a nuestro alrededor y no solo eso, sino también a la diversidad de miradas sobre los mismos hechos, pero incluyendo las formas de comprender la realidad observada. Aquí juega un papel fundamental la cultura, como lo explica Devdutt Pattanaik, entendida como la manera de reaccionar a la naturaleza de nuestro entorno, una naturaleza humanizada, inserta es un espacio geográfico socialmente construido, porque en los territorios hay personas. Indudablemente hoy en día persisten los choques culturales, demandados en los medios de comunicación y las redes sociales, donde permanecen las contrariedades de la percepción y el razonamiento donde “percibir el pensamiento” sugiere una conexión más intuitiva y sensorial con las ideas y conceptos, mientras que el pensamiento occidental se basa en procesos cognitivos más estructurados y verbales (Jung, 1965).

Desglosando el texto de Chandra Mohanty “Bajos los ojos de occidente” del año 1984, se pueden identificar características, de cómo entendía la autora el contexto académico de Estados Unidos ligado a la perspectiva política del feminismo occidental. En este sentido, la privatización y corporación de la vida pública son por ejemplo bases de su interpelación de la realidad en la que se encuentra inmersa. Además, explica como el movimiento feminista se vuelve más conservador, dejando de lado al feminismo radical y antirracista desarrollándose fuera de los límites del movimiento propiamente dicho. Aquí se ve claramente como las practicas académicas y la movilización política del feminismo marca límites dentro y fuera de su ideología. 

Analiza  las implicancias de políticas de estrategias y principios analíticos dentro de un marco político  y económico global, distinguiendo a esta categoría como el primer mundo. Aquí, "el otro" es no occidental y el reconocimiento dentro de ese marco hace referencias al ser occidental, bajo el poder del razonamiento. Básicamente se centra dentro del lenguaje del colonialismo discursivo, relacionando la dominación estructural y una supresión de la heterogeneidad del sujeto en cuestión, dentro del conocimiento académico y sus efectos políticos.

¿Colonialismo discursivo?

Adichie, advierte los peligros de contar una única historia, mediante los relatos de historias de lugares particulares y poco conocidos, ya que una “única historia” es peligrosa, simplificando y generando estereotipos sobre las personas, ya que entonces perdemos la riqueza de su diversidad. Adichie explica también, mediante su experiencia personal, que de no haber crecido en Nigeria, su imagen de Africa se basaría en historias populares en occidente con

"...hermosos paisajes, variedad de animales y gente incomprensible, que libran guerras sin sentido y mueren de pobreza y SIDA, incapaces de hablar por sí mismos, esperando ser salvados por un extranjero blanco y gentil".

Sugiere que esa historia única de África procede de la literatura anglosajona occidental y toma como ejemplo una cita de los escritos de un comerciante londinense, John Locke, que en 1561, describió a los africanos negros como "bestias sin casas", a lo que agregó: "Tampoco tiene cabezas, tienen la boca y los ojos en sus pechos". Era el incio de una tradición de historias sobre africanos en Occidente, donde el África Subsahariana es lugar de negativos, de diferencia, de oscuridad, de personas que, como dijo el poeta Rudyard Kipling, son "mitad demonios, mitad niños" (Adichie, 2009)Así se presenta una forma de imponer poder, desde países que poseen mayor desarrollo económico, una forma de dominar y disminuir a personas de latitudes lejanas, como extraños, conflictivos y distintos de manera peyorativa. El discurso puede ser un arma letal. Por tal situación, las ideas de Locke surgieron a finales del siglo XVII, justo cuando Gran Bretaña comenzaba a desafiar el poder de España, Portugal y los Países Bajos sobre su dominio colonial y su exclusiva trata de personas. Ante tales acontecimientos, el Imperio Británico necesitaba desesperadamente una nueva teoría política para justificar su expansión territorial (Ticona Rojas, 2023). Adichie tambien argumenta:

"Es así como creamos la historia única, mostramos a un pueblo como una cosa, una sola cosa, una y otra vez, hasta que se convierte en eso".

La justificación de la expansión territorial de los imperios europeos se justificaba en la capacidad humana de transformar su medio natural, el entorno físico comenzaba a tener una gran importancia para su dominación y el colonialismo se ejecutaba de una manera sin miramientos hacia los pueblos castigados y subyugados. Pero el ejemplo del Imperio Británico también se sustentaba en las ideas de Mackinder, quien sostenía una mirada geopolítica, donde argumentaba que la historia era narrada geográficamente mediante mapas. En concreto, la Geografía fue útil a los fines del Estado y también a los requerimientos docentes, ya que era necesario entrenar a los alumnos en ver la existencia de los espacios del Imperio, hacerlos visibles y significativos para los intereses británicos. 

Pero no fue el único, en Alemania, Ratzel puso a la Geografía como instrumento de los designios imperialistas, formando parte de un proyecto para anexar nuevos territorios. Fue una forma de pensar en el espacio desde la geografía aliado a ese proyecto estatal. La legitimación de su discurso estaba puesta en la visión del territorio, si se perdía era la prueba de la decadencia de una sociedad, en cambio si se ganaba había una existencia concreta de progreso, era la raíz de vida de un Estado. En su discurso sostuvo la idea del “espacio vital”, donde expresaba que el equilibrio entre la población de una sociedad se daba gracias a los recursos disponibles para satisfacer sus necesidades.

Otro ejemplo fue en Francia con Vidal de la Blanche, que fue funcional a los intereses de la clase dominante y tuvo una politización menos explícita que la de Ratzel, buscó la deslegitimación de la Geografía alemana fundamentando el colonialismo francés. Proponía un estudio fragmentado del territorio, incluyendo el concepto de “región” como unidad de análisis que mostraría una propia forma de organizar el espacio terrestre, como un producto histórico de expresión de la relación entre los hombres con la naturaleza. Mediante la observación y descripción expresó que el progreso era fruto de las relación entre sociedades diferentes, es decir que legitimó el colonialismo francés fuera de Europa, con una misión colonizadora sobre Asia y África.

El imperialismo sigue sosteniendose en la actualidad, en un sentido real, es hegemónico ejercido con una violencia racionalizada a un nivel sin precedentes pero también a través del intento de controlar el corazón y la mente de las personas. Es una acción combinada del complejo industrial/ militar y la hegemonía de los centros de cultura de Occidente, todo ello basado en los niveles avanzados de desarrollo (Abdel-Malek, 1981).

En el caso de Mohanty, podemos apreciar el sustento teorico argumentativo de las apreciaciones del pensamiento percibido por Adichie. Mohanty centra su desarrollo teórico en lo que define como el colonialismo discursivo de los feminismos hegemónicos en relación a las mujeres del Tercer Mundo. Sobretodo para comprender la situación de las mujeres que sufren diferentes flagelos, las cuales son desplazadas y sufren acciones en las que son vulnerables o quedan expuestas al sometimiento. En referencia a este tipo de análisis, se expone que los estándares occidentales definen de alguna manera un orden, donde se marginaliza o deja de lado a lo que se identifica como  subdesarrollo. Existe una realidad en la que se pone énfasis en visibilizar  la complejidad de las relaciones de grupos sociales (étnicas-racial, nacionales, y cuestiones de genero).

En el año 2003, la autora retoma bajo otro contexto, su ensayo, pero ya cambia algunos conceptos. Es decir en lugar de traer como referencia de análisis al colonialismo discursivo, dentro del primer y tercer mundo, su cometido se centra en la identificación de minorías y mayorías sociales, en un marco de representatividad, de una realidad estereotipada: conceptualizar  y hablar solo de colonialismo discursivo ya no es suficiente, las condiciones y formas de explotación se complejizan y tienden a ser mas de tipo material. Sin desconocer al otro, propone un enfoque de pedagogías antiglobalización, donde identifica la parte de esa realidad como una solidaridad feminista, mostrando la conexión del rol de la responsabilidad social y ética. Por tal motivo expresa:

“Al conocer las diferencias y particularidades, podemos ver mejor las conexiones y elementos comunes, porque no existe frontera o límite que sea total o que nos determine de forma rígida. El obstáculo a superar es ver cómo las diferencias nos permiten explicar las conexiones y los cruces de fronteras mejor y con más precisión, así como especificar la diferencia nos permite teorizar los problemas universales más integralmente.”

Claro está, que el colonialismo discursivo es un fenómeno funcional a la dominación, y tal vez sea este el gran pecado de la disciplina geográfica (ser funcional al poder de turno, aunque ahora sea crítica y renovada, o intenta serlo), pero asignarle un grado menor de desarrollo a un universo social especifico, ya sea una sociedad o una cultura,  no es necesariamente el producto de este tipo de discursos. 

En este sentido se puede afirmar que tanto la geografía de género como la geografía colonial  se encuentran en un mismo encuadre teórico, que es la posmodernidad, ambas tienen influencia desde el pos estructuralismo y se encuentran en el ámbito de estudios culturales. El aspecto posmoderno se centra en el desarrollo de conceptos de fragmentación, las diferencias, y además en ciertos casos considera al sistema capitalista como responsable en cierta forma de esta estructura fragmentada. La vertiente pos estructuralista pone énfasis a la identidad y el desplazamiento de otros subalternos, en el poder y el conocimiento. Se puede agregar que el concepto de cultura se encuentra politizado, enfocándose en problemáticas  sociales que antes no se habían tratado por la Geografía. El análisis desde la categoría de representación, en el marco del discurso del dominante y del dominado, expone la politización de otra categoría de análisis que es “sujeto-objeto” que pone atención en el cuestionamiento del posicionamiento y el punto de vista del observador y observado.

El análisis posmoderno tomó como elemento central al sujeto, que privilegia la heterogeneidad, la fragmentación y la diferencia, la simultaneidad acentuando el individualismo.  Desde una visión geográfica  se puede apreciar que se renueva la dimensión espacial y temporal; con el avance de las nuevas tecnologías y los medios de comunicación y el fenómeno de las redes sociales, generan que se disperse y se decline la vida pública en favor de la privada, transformando el concepto de distancia, acelerando tiempos históricos a favor de lo inmediato y lo instantáneo. Aquí “el otro” siempre es conflictivo, su reconocimiento marca una constante diferenciación.


¿De que manera la Geografía ha creado formas de colonialismo discursivo? Al interior de la disciplina científica surgieron y se desarrollaron complicidades de formas de explotación a nivel material, social y económico. Los geógrafos a lo largo de la historia de la disciplina han servido al poder de turno en cada gobierno según las necesidades vigentes. Lo curioso y común que han tenido los procesos de institucionalización y de legitimización en cada país, ha sido la expansión territorial dentro del mismo país o sobre otro, invisibilizando a los habitantes que ocupaban un lugar concreto en cada territorio. Muchas veces  estos procesos de expansión territorial han sido acompañados de “justificadas” campañas de genocidio.

La practica de la enseñanza geográfica en Argentina

En nuestro país la preocupación pasó (y continúa) por la construcción de una identidad nacional desde los contenidos escolares, la construcción de un ESTADO-NACIÓN implicaba la inserción en el proceso global de modernización capitalista, por lo que era necesario construir una identidad que vinculase a todas las naciones civilizadas con la cultura y el progreso occidental. El proceso de inmigración generaría una valorización política y económica del territorio. Es entonces cuando la Geografía es incorporada a la escolarización masiva, como descriptiva, enciclopédica y subsidiadora de la Historia. Así logró afianzarse en un primer momento la disciplina geográfica, considerando al Estado un actor más que relevante por su política de atracción inmigratoria y su posterior deseo de nacionalización. 

La enseñanza fue clave para evitar "degeneraciones" que podían imponer a las instituciones las corrientes inmigratorias. Se buscó la normalización del discurso docente, dándole a la escuela el lugar de propagar e intensificar la educación cívica y patriótica del pueblo, donde se formaron profesores que tuvieran un discurso científico desde la geografía (con legitimación política). En este sentido la Geografía seguía basando su existencia en razones políticas,  dispuso de un discurso nacional aglutinante que permitía socializar a las mayorías (inmigrantes), inmersos en cambios sociales y conflictos como el del movimiento obrero, la urbanización acelerada, el ascenso de la clase media  con ambiciones de participación política, donde la ciudadanía se encontraba excluida de las atribuciones de las libertades o derechos civiles. Es un proceso complejo, ya que muchas veces no podemos no pensar en las naciones, aún las más homogéneas, como construcciones sociales o "comunidades imaginadas" (Anderson, 1993), una idea que también se justifica en la versión crítica del Mito Gaucho, de Carlos Astrada, realizada por Guillermo David y Martín Prestía, donde se esboza la idea de que la construcción de que el sentido nacional, "no dilata su molde sino cuando sus raíces han penetrado profundamente en una tierra acotada por la voluntad de ser y perdurar de un pueblo" (129). En este punto, el sistema educativo argentino se pensó como una estructura que se mantuviera fiel a la idea fundamental de que la sociedad evoluciona y se desarrolla positivamente, lo que sin duda impulsó la creación de programas educativos que definieron y perfeccionaron este desarrollo. En este contexto, es lógico entender que pase a primer plano el papel de la educación como formación de una conciencia social. La confianza en la ciencia y el progreso estaba generalizada, al menos entre la clase dominante y los intelectuales, y esto a su vez coincidió con la necesidad del Estado de estandarizar y controlar los métodos educativos para las masas (Zaidenwerg, Cielo 2009). Esta misma autora, expresa la siguiente afirmación sobre la construcción de identidad nacional y educación:

"En un país como la Argentina, donde hay una gran heterogeneidad étnica y cultural entre las distintas regiones geográficas, y donde gran parte de la población posee orígenes inmigratorios diversos, todo concepto "objetivo" de nación resulta inaplicable".

La Geografía logró hacerse un lugar importante, útil y funcional a las necesidades de gobierno nacional, formando una identidad común entre los habitantes vinculando el territorio del Estado con el pueblo, como una síntesis científica de las disciplinas sociales y naturales, sin referentes académicos legítimos, recurrió a modelos científicos externos. 

La geografía fue siempre un saber funcional al poder, a los objetivos del Estado, de esta forma la disciplina no buscó una legitimación científica, sino que esa legitimidad ya estaba dada por el Estado. Luego de su institucionalización en la escuela primaria y secundaria fue necesaria la formación de profesorados y se comenzaron a formar comunidades científicas de geógrafos incluyendo a expertos de otras ciencias que tenían intereses ligados a la disciplina geográfica. 

Diseño unidades didácticas

Pensando la realidad desde una perspectiva de pedagogía antiglobalización sobre un colonialismo discursivo,  la disciplina geográfica surge en este sentido para comprender el mundo y actuar sobre el territorio. Dentro de una realidad que cada día se parece mas a una vorágine, por su manera de evolucionar, su manera de llegar a todos los rincones, por su capacidad de conducir todo tipo de información, la geografía nos explica el mundo y sus territorios, incluyendo sus elementos, recursos  y rugosidades. Pero sobretodo es capaz de explicar los fenómenos económicos que transforman y articulan las realidades regionales (o locales) y territoriales resultantes con integraciones globales.

La  visión política académico transcultural desde la perspectiva de las luchas del Tercer Mundo sigue siendo un espacio de análisis, así como lo entiende Mohanty, logrando la comprensión y la explicación, y no solo deteniéndose en la mera descripción. De ahí la importancia de la enseñanza de la geografía hoy en día. Pues, cuanto más se encapsule a la disciplina en planes de estudio que limiten el análisis y la actitud critica de los estudiantes, la comprensión de la realidad del mundo en la que están inmersos se reducirá considerablemente, evitando un reconocimiento de colectivo regional, nacional de construcción de ciudadanía dentro de un Estado.  Por esto que si tratamos de hacer comprender el mundo, sus procesos, sus acciones es lógicamente para actuar en consecuencia.

La manera de enseñar la “nueva” práctica académica geográfica en los estudios del espacio geográfico, reviste al menos igual importancia que la práctica misma en las luchas sobre conocimiento y ciudadanía en los medios académicos. Entre líneas es una adaptación de un párrafo de la autora, pero que vale la pena describir, explicando los diferentes recursos que la Geografía comprende en estos tiempos. Desde el alcance del desarrollo de nuevas tecnologías como sistemas de información, aplicaciones para móviles, herramientas informáticas, aunque lo más importante es utilizar la cartografía social como recurso metodológico para enseñar la disciplina dentro de los procesos de construcción del territorio como objeto de estudio.

Construir los planes de estudio y las pedagogías que utilizamos para poner en práctica dichos planes vienen a relatar una historia o varias. Hacer mapas de manera colectiva induce que el territorio, componente de la vida social, pueda ser evocado dándole una figura de acción en los procesos de constitución de sujetos sociales. Lo que se busca, entonces es producir cartografía vinculando las redes de relaciones sociales con la realidad que genera descifrar ese territorio. 

Es preciso generar vínculos directos y significativos entre los actores sociales y la estructura que se nos presenta en el espacio descubriendo las intenciones, las necesidades,  las acciones y las decisiones que se producen en el interior de las comunidades humanas. El conocimiento nos da la forma de entender, la manera de cruzar fronteras culturales y experiencias que determinan lo singular y lo colectivo. ¿De que manera? Orientando los análisis de los planes de estudio hacia la comprensión de los procesos de homogenización y diferenciación cultural; aplicando las recientes transformaciones políticas y procesos de fragmentación e integración de los Estados dentro de la globalización; analizando los procesos de gestión ambiental y ordenamiento territorial en escalas sociales, políticas, económicas y ecológicas.  

Enseñar desde una perspectiva transcultural y transfronteriza

La geografía debe enseñar a pensar crítica y constructivamente a los estudiantes de nivel medio, aplicando aulas-talleres a los largo  de las unidades, fortaleciendo la solidaridad grupal en cada curso, y haciendo que ellos sean los protagonistas de esa clase; proponiendo un saber de tipo prioritario, como por ejemplo la Globalización como encrucijada de la caridad educativa, donde se desarrollen temáticas de tipo social relacionadas a diferentes problemáticas que se vengan desarrollando en el mundo globalizado actual.

Los contenidos pretenden lograr un panorama claro del contexto mundial, bajo un concepto de globalización, respetando  la diversidad y atendiendo a las idiosincrasias de cada sector en particular. El aprendizaje socio-territorial, posibilita a los estudiantes, un análisis crítico de la realidad, que les permita acercarse a buscar respuestas y analizar los problemas del mundo actual. Siempre partiendo de ejemplos claros del impacto de la globalización en relación a su propio territorio y a sus propias experiencias, es decir partiendo del entendimiento local hacia lo global, para que conozcan la realidad de su ciudad y para que además comprendan que los fenómenos mundiales no nos son ajenos.

La intención, además, es acercar a los estudiantes una propuesta de trabajo que, partiendo de un análisis teórico sobre el espacio geográfico y su construcción, permita comprender la ordenación territorial, producto del actual modelo de acumulación. 

La geografía se abre a los problemas que preocupan a la sociedad basada en una concepción critica de la educación y de la práctica educativa, debe servir para poner en relación el conocimiento y la acción de los actores sociales. Esto permitirá que los estudiantes conciban una idea más clara y consiente de intereses y conocimientos sobre sus realidades. Los profesores debemos hacer un esfuerzo para perfeccionar nuestras prácticas educativas ante estos nuevos desafíos.  La geografía va evolucionando, las tecnologías se desarrollan a cada instante, es nuestra actitud frente a esta realidad que será la que motive a nuestros estudiantes dentro y fuera del aula.


BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

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